Despues de mas de seis horas de clase, salí del esdificio, bufando. Matemáticas eran soportables, inclusive me agradaban, pero Historia... Dios, una materia no podía ser tan aburrida. Caminé unos minutos, aún no me apetecía llegar a casa y encontrarme con uan nota de mis tios indicandome el menu del almuerzo que debía prepararme yo misma. Me acerqué a un roble muy frondoso y me tumbé en el pasto, apoyando la espalda contra el tronco del árbol, refungindome de los calsinantes rayos de sol. Saqué de Ipod y comencé a escuchar música mientras, simultaneamente leía un libro, sin siquera leerlo realmente.